jueves, mayo 25, 2006

La hora de dejar el nido


Y pues como a toda madre, a mi me llegó la hora de ver a mi hijo cortar el cordón umbilical. De verlo partir porque busca su espacio y "su lugar".

Hoy es el día en que mi hijo (aunque no por naturaleza, pero si por compromiso moral y religioso. Por una madre alcohólica que lo dejó a la buena de Dios y yo lo cobijé en mi seno) empaca sus cositas y deja el Morillotla Dancing Club (como el solía llamar a nuestro cálido hogar, siempre con sus puertas abiertas al desamparado).
Hoy es el día en que me acuerdo de las melodías de mi hogar, de los aromas (aunque muchas veces no muy agradables, he de confesar) de cuando me decía "vengase mamanina, vamos a echarnos un danzón"; de las risas y cuando me pedía que le contará una y otra vez mis anécdotas de juventud. De ese padrino que se fue al extranjero a buscar suerte, y acabo de mesero.

Hoy, Mijo, me toca darte la bendición, que San Murphy te acompañe y que siempre provea de comida tu refrigerador, no vaya a ser que seas devorado por un gigante.

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