La tía Neuras, esa a quien le daba las boletas a firmar para que mi papá no se enterara de mi 5 en Conducta y mi 7 en Moral. La que me llevaba al baile del pueblo a escondidas de mi madre y mi abuela. Quien me prestó su Cosmopolitan un día y me advirtió que "cuidara la Biblia". Esa tía, la que se va a hacer faciales carísimos y se compra ropa sólo en la 5th Avenue en NYC, estaba ayer platicando de cómo su herencia y sus pensiones de maridos pasados no le alcanzan.
"¡Ay, tía! Pues es que la belleza cuesta. A chambearle para pagar nuestros chuchulucos", le dije yo muy liberada.
"Yo mejor quisiera un marido rico...." , nos quedamos viendo fijamente y notó la mueca de decepción que se formaba en mi cara, "... bueno, y también que me aumentaran el sueldo...¿verdad?".
No, no, no. La tía es un ícono de la liberación. A ella no se le deben permitir tales resbalones.
miércoles, junio 06, 2007
Resbalón
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