martes, agosto 29, 2006
Luego a Penelopita le dio por la monjería, alguna de las otras tías la convenció que lo que sujetaba su corpiño andaba alborotando a los vecinitos, pero llegó la hora en que las antes-planas-Fortuna-restantes fuimos guiadas por la tia Neuras hacia un centro comercial. Ahí nuestra guia moral-espiritual-etc nos dijo: esto puede definir su futuro, elijan uno que no apriete mucho, pero que tampoco esté muy suelto. Concepto harto abstracto para tres jovenes que de "apretar" y "soltar" poco sabían, nos compramos las curisladas en algodón más horrendas, Ana compro una cosa llena de corazoncitos, Amelia un sujetador de flores amarillas y acá su segura servidora se dio cuenta que con uno de rayitas estaba bien pal entrenamiento. Creo que al poco tiempo y en la rebeldía de la adolescencia Ana y Amelia se declararon neohippies y dejaron de usarlos. Yo por mi parte me instalé en la comodidad del algodón, misma que defendí a pesar de las críticas de mi tía por lo poco femenino que resultaba tan bondadoso material. Un día de tras el aparador de una tienda me encontré frente a una hermosa pieza de color violaceo hecho de encajes maravillosos, desde entónces ya no me gusta tanto el algodón.
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4 comentarios:
A mi se me hacia muy bochornoso acompañar a mi madre a comprar eso.
Luego tuve novia y me di cuenta de que seguia siendo bochornoso acompañarla, pero estas las disfrutaba más, digamos que mucho más.
Yo prefiero los de algodon y sin varillas,
para ellas, a mi todavía no me da por usar.
Yo era de los que iban a tomar te con penelopita. Desgraciadamente me cambio por el hábito.
De verdad que como han crecido... mis sobrinas !!!
Pues joven Miki, no se si sepa, que ya lo volvi a colgars...
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