Así de emotiva estuvo la película que fui a ver con mi amiga la Topito Bailador. A ella no se las he presentado. Le decimos la Topito Bailador porque le ponen cualquier son y saca los dientitos de adelante y se pone a bailar.
Bueno, el punto es que obtuve mi dosis semanal de romanticismo enagenante cuando fui a ver La Casa del Lago. Buuuu, Buuuu! Sollozos, moqueos y suspiros.
Yo quisiera mi Keanu Reeves que me esperara dos años -o más si él quiere- para que estuviérmos juntos.
Salimos de la sala de cine y otra vez a la realidad... nada brilla como en una sala oscura con sonido THX.
sábado, julio 01, 2006
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