Cuando dos amantes se dejan, el uno se convierte en un cadaver dentro del cuerpo del otro. El cadaver se lleva, se llora, se extraña, se carga y se carga un día tras otro hasta que los ácidos del cuerpo lo descomponen y lo dejan flotando dentro para siempre.
Ahí entre la sangre, la saliva y los jugos el cadaver hecho muerte viaja por todo el cuerpo, las venas lo transportan a los pies, a las manos, a los ojos que se marchitan dejando ver desde afuera esa muertecita que se lleva dentro. No vuelve a ser igual la mirada ni las lágrimas lloradas disuelven nunca por completo al cadaver. Desde ese momento se convierte el otro amante en compañero de la muerte, empieza a morir, no se da cuenta que no deja de morir, los que están cerca lo perciben sin poder definir, le huele el sudor a muerte, se ponen los dientes amarillo muerte, crece en las uñas y tiñe el cabello. Los amantes víctimas del crímen cometido, mueren como su amor asesinado.
Escrito por Viento Azul pa su cadaver.
jueves, julio 27, 2006
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