lunes, octubre 01, 2007

sudenly

... el asfalto estaba mojado por la lluvia habitual de la tarde. Hace mucho que no nos veíamos pero instintivamente enredé mi brazo en el tuyo. Me apoyé en ti para no resbalar y deshaciendo el nudo de nuestros brazos tranquilo me tomaste la mano causando un hueco en mi estomago, sensación olvidada. Nos despedimos a la puerta del tren y te dije adiós para siempre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ningún adiós es el último.

Roberto A. Pérez Díaz dijo...

ustedes siempre sobre las vías
ojalá y algún día
se les antoje caminar

Amelia dijo...

yo, yo estoy dispuesta a caminar!!!