Las cínicas no servimos para el amor. No servimos más que para soñar, para el enamoramiento, para los suspiros y para las tarde de lluvia.
Las cínicas no siempre fuimos asi, alguna vez pensamos que el amor real era posible, alguna vez deseamos tomar la mano de ese hombre que nos enamoraría, que con una mirada nos haría saber que habernos econtrado era lo mejor que habría de pasarle.
Las cínicas un día pasamos de la esperanza a la decepción y para protegernos nos pusimos una máscara que nos proteja de la cruel realidad, para no volver a depertar pensando si esta vez llamará, si ese beso de despedida fue tan bueno como pareció.
Las cínicas somos las nuevas amorosas de las que escribió Sabines, las que nunca hemos de encontrar, las que nos vamos llorando, llorando la dulce vida.
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3 comentarios:
Auch... me estoy volviendo cínica? :'(
"Capuchinsqui" QUÉ RAZÓN TENÍAS!
Chin, yo me mofaba de mi cinismo super fancy
Los hombres (no digamos buenos hombres, menos príncipes azules) se extinguieron. Por ejemplo, a mí me echaron a perder. Tanto tiempo solo, tanto maltrato. Nah, no voy a venir a llorar a tu blog.
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