Pues que buen gusto el de aquel pintor que osó confundirme con una italiana, y hasta tuvo la desfachatez de preguntarme si hablaba español.
Yo ya decía que estos ojos pizpiretos, estos cabellos negro azabache y mi ceja semipoblada (no pos si) no podrían ser únicamente dignos de una mexicana.
A ver que me depara el destino, tal vez mañana pueda ser venezolana, o porque no, hasta sueca (ajaaaa).
miércoles, junio 14, 2006
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6 comentarios:
jaja. me reí muchísimo. muy divertido y lo mejor: cruel consigo mismas. un humor que comparto.
felicidades.
bienvenido alonso ;)
o te podemos llamar aloncito corazón?
Orele mi Amelia, luego luego tratando de sacar...que caray con usted, no espante a los invitados.
J' ora!! No jale que descobija!
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