domingo, febrero 07, 2010

Querido Joaquín:

Querido, entrañable Joaquín. Esta carta no es de amor sino de reproches. Me has engañado una y otra vez, me has enamorado para después huir en ese taxi, yo parada a media calle sin poder decir una palabra me limpio tus besos de las mejillas.
Y es que me doy cuenta, Joaquín, que las palabras que me cantas al oído son en su mayoría mentiras. No seré yo a quien regreses a buscar al bar dentro de un año, au contraire, seré yo quien tarde 500 noches en olvidar. Soy yo la que ha de pasarse cada tarde con un nombre en la boca preguntando dónde está, dónde quedó aquella noche de noviembre, dónde el mes de abril.
Cómo deseo ser en este momento a quien dediquen frases desesperadas de amor y de añoranza, alivio de la soledad de noches y sueños, la primera visión del día, la última sonrisa antes de cerrar los ojos, veneno sobre labios.
No sabes lo penoso que resulta confesarte tan vulgares anhelos, después de tanto negar la necesidad del romance en mi vida, debo admitir que sin pensarlo me lanzaría al vacío si algún otro me repitiera tus palabras. Aún sabiendo que son robadas, la posibilidad de hallar un poquito, una sobra, un pedazo de tu corazón sería suficiente.
Mientras el taxi se pierde a la distancia pienso en nuestra última caminata por San Telmo, tal vez sea ahí donde volvamos a encontrarnos.

2 comentarios:

MORADA dijo...

APLAUSOSSS !!!!!

Ireri Herrera dijo...

Un 10, Charlie!

Aquí es cuando una se detiene en seco y exclama: W-T-F! No??