La abuela Fortuna siempre decía los domingos: Se me pasaron las cucharadas. Yo probaba el panqué marmoleado con ron que acababa de hornear y le contestaba: "No, abuelita. Sabe igual de dulce". ¡Pobre ingenua! La abuela se reía.
Con el pasar de los años, la tía Neuras incluyó esa frase. "Se me pasaron las cucharadas". Y ¡vaya! Mi tía no cocina pero ni sopa Maruchan. Así que empecé a darme cuenta que se refería a otra cosa.
Crecí y lo entendí.
A mí se me pasan las cucharadas algo seguido:
1. Al hablar
2. Al besar
3. Al pensar
4. Al trabajar
5. Al bailar
6. Al prestar
7. Al ....
8. Al confesar
9. Al comer
10. Al beber
Mi vida es una desbordante cucharada!
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