miércoles, febrero 27, 2008

Le chakale

Hay de chacales a chacales. Hay de mujeres a mujeres.

Las hay quienes hacen del chacaleo un deporte olimpico, una actividad que tiene su espacio en tele, que vende franquicias y anuncia café.

Las hay quienes lo hacen "sin querer". Como si el chacaleo "sin querer" fuera tan natural, tan cotidiano o tan de siempre. "Ay! Se me chispoteo" "Ay! No me fije"... AY! AY!

Las hay quienes chacalean entre sombras. Que no se fijen las demas que chacalean, o que LES chacalean. Son las amigas, las primas, las muy arpias.

Tambien hay esas chacales a lo buey. Si, si. Son chacamúes. Chacalean a quien se les pare enfrente pero nunca tienen exito.

De las peorcitas son quien chacalea no porque le guste la presa, sino para fregarse a la compañera. Ya que chacalearon, dejan podrirse a lo que a veces ni siquiera se comen.

Pero la peor, la peoir clase de chacales, es la que se chacalea a si misma. Se sabotea, se disfruta derrotada y se conmisera en la soledad. Idea nuevas maneras de quedarse sin nada, sin ella. Una chacal antropofaga. Sin limites. Sin ética. Esa chacal no merece perdon.

martes, febrero 26, 2008

mientras Charlie...


mientras Charlie escribe estas líneas, su compañera de casa tiene una tórrida lucha de gigantes, un encuentro cercano cuerpo a cuerpo. Mientras esta inocente se entretiene cantando canciones de amores perdidos la niña de la puerta vecina grita, golpea la pared y hace de su habitación una zona de guerra.

Salúd pues!!!!

viernes, febrero 22, 2008

RECUERDO 1837825914

Si hay algo que disfrute en la vida es tejer recuerdos. Ponerles su etiqueta, meterlos en carpetitas y enviarlos al archivo muerto, para de vez en cuando desempolvarlos, y revivirlos en algún atardecer.

RECUERDO 1837825914
“De esquites y otros recuerdos”
vvvvv
Alguna vez conocí a un tipo temeroso de la vida, con traje de casanova, una gran sonrisa, muy trabajador, soñador y de elocuente hablar. ¡Aaaahhh!!! Recuerdo como reíamos, gozábamos los paseos nocturnos y hablábamos sin falta cada día de nuestra “bien” intencionada amistad. Por azares del destino de pronto jamás volví a saber de él; no volvió a sonar el teléfono a las 3 de la tarde y mucho menos degusté una copa en su compañía. Se terminaron las eternas pláticas, los “tuteos”, los “¿Qué haces?” y los “ahorita te caigo” o los “¿comemos?”. Creo, a veces, extraño aquel timbre de voz y las eternas risas y desveladas. Esos esquites como ningunos otros he probado y las lecturas en “eshpañol”. Extraño su lago caminar y mis pasos cortos, los bailes; las canciones y los “encuentros”.
Recuerdo recuerdos, recuerdos…entre más me descuido, no tarda en atropellarme alguno en mi camino. Quisiera pescar alguno y darle reply, hacerle saber que aún no pasa por aquí el olvido para llevarse el último de sus abrigos; que aún recuerdo los miles de homenajes que nos dimos y que fuimos lo que fuimos.

martes, febrero 12, 2008

Sortilegio


Un hombre
no tan sabio,
no tan viejo,
no tan chino,
no tan indio,
una vez dejó escapar al viento esta frase:
Me quiero enamorar.
Y así fue.

domingo, febrero 10, 2008

Y cuando menos lo esperaba lo soñé


De unos años para acá creo haber perdido mi habilidad de soñar, o tal vez de recordar los sueños (diría mi terapeuta); pero por alguna extraña razón (ja, que bueno, creo saber cual es) esa noche, lo soñé.


Me encontré con ese hombre que me hace soñar despierta, que reanima mi día y me sorprende con un simple mensaje o llamada. Aquel con voz de poeta, de infinitas palabras, promesas y sonrisas en mí.


Soñé que me amaba y lo amaba...que nos pegaba un rayo del sol y nos desaparecíamos en el blanco del deslumbre...Soñé que las distancias se acortaban y que pisábamos el mismo firmamento...Soñé, soñé, soñé...


...¿Nos besamos? sí, pero ese recuerdo se borro, ja y no se si algún día lo recuperare :(

sábado, febrero 09, 2008

El síndrome "Shop Girl"


Luego seguí en mi obsesión sobre los hombres mayores y me acordé de lo que podría llamarse el síndrome "Shop Girl", que le debemos a nada más y nada menos que la imaginación de un hombre llamado Steve Martin. La primer afectada es el personaje de la novela homónima, Anabette. Esta chica que trabaja como encargada del mostrador de guantes de una exclusiva tienda de departamentos en Los Ángeles es conquistada por un hombre de negocios que con todo su encanto de gran señor cincuentón le propone una relación sin futuro. Al principio ella acepta pero cuando se enamora . . . ¿En qué termina la historia?, jamás cometería semejante crímen.

viernes, febrero 08, 2008

El ideal


Gracias a Ana hace varios días que no atino más que a pensar en el hombre ideal.

Largas reflexiones del día me han llevado a la conclusión de que este tipo en específico es más difícil de encontrar que la combinación perfecta para vestir cada día. Porque el hombre ideal de acuerdo con mis recientes cavilaciones es un hombre de edad madura al cual las mujer en su pasado han logrado convertir en tan codiciado especimen.

Ese tipo de hombre se encuentra más allá de los treinta (yo no objetaría la cercanía con los cincuenta) y tiene mayor conocimiento de sí mismo, seguramente accede con menos facilidad a sus caprichos, sonríe con mayor franqueza evitándo hacerlo por compromiso, por el simple placer que le causa observar nuestras caras de bobas ante el objeto del deseo.

Las canas son elemento indispensable, son como cantaba Gardel, las nieves del tiempo que es más sabio que cualquiera de nosotros en su día de mayor lucidez.

Entonces me pregunto ¿hay que formar parte de ese número indefinido de mujeres que pasan por la vida de un hombre para al fin conseguirlo en todo su esplendor? ¿al buen hombre hay que ganarlo o ya lo merecemos? ¿si me encuentro a este hombre ideal en sus cincuenta y yo en mis veinte no será que al pasar de algunos años me despierte al lado de un abuelo desconocido?

Son tantas dudas y yo soy tan pequeña para entender lo que me emociona de los hombres mayores.

miércoles, febrero 06, 2008